Esta semana en El Chico Turquesa – sorprendentemente – hemos caído en un propósito que no se pone ni dios en la mira: ESCUCHAR MÚSICA CLÁSICA.
¿Por qué no? Pues porque tendemos a creer que la música clásica es aburrida.
La música clásica nos llena el alma, nos cubre de belleza, nos transporta al cielo y nos abre la mente a nuevas experiencias. Ni te cuento ya lo que es irse a una sala de conciertos a oír música clásica interpretada en vivo. Eso ya es la bomba.
No faltará el pelotudo que diga: «vaya, ya salió la marica estirada que va de cultureta a decirnos a todas las otras maricas que somos unas incultas por oír a Maluma«. Pues un poquito incultas si que sois, maricón, pero cada cual que se ponga lo que le apetece oír.Seguir leyendo