Y el cuento de hoy es: «EL PASADO»
Amén. Amén. Amén. Una y otra vez Amén. Como escuche un nuevo Amén de su boca extranjera me levanto y le pateo la cabeza. Llevo un rato escuchando la misma palabra, la misma cantinela. Estoy a punto de volverme loco.
Me arrastro dentro de la esfera oscura que me encierra y me acerco a su lado y le susurro que lo deje de una vez, pero no me oye o no entiende mi idioma. Le he pedido ya muchas veces que deje de hacer ese ruidito al rezar pero más me inquieta que solloce. No llores más, le digo pero se mantiene acurrucado en su rincón. Intenté abrazarle para que se calmara pero me apartó. Es un hombre de Dios sin su consuelo. Si me concentro en su cabeza e intento ver su rostro a través de la maraña de pelo que tiene, a veces, creo ver una sonrisita desequilibrada.Seguir leyendo