El Chico Turquesa

¿Tienes propósitos sin cumplir?

  • BIENVENIDO
    • PROPÓSITOS
  • BLOG
  • CUARENTENA
  • ENTREVISTAS
  • SUSCRÍBETE
  • RECURSOS

CUENTO #40: BRAGOLIN

1 mayo, 2020 escrito por el chico turquesa Dejar un comentario

Y el cuento de hoy es: «BRAGOLÍN»

Nací en Sevilla, pero soy italiano, de estilo italiano quizá, pero italiano.

Me encanta el olor que despiden las llamas y no soy pirómano (porque el sentir que me quemo debe ser un dolor indescriptible), sólo digo que me encanta el aroma de las llamas cuando ondean con violencia en los tejados de los orfelinatos.

Tengo vida, mucha vida dentro de mí. También tengo muchos recuerdos de días tristes cuando mi amo se esmeraba en imaginar qué plasmar en mi tela  pero no lo lograba y, muerto de rabia, golpeaba a todos esos niños que posaban para él. No resultaba difícil convencerles con un dulce en la mano o una hogaza de pan para que vinieran a casa a posar para nosotros toda la tarde; más aun, si no les provocábamos miedo. Ambos somos grandes caballeros: Mi amo semi calvo de ropas oscuras, yo de piel blanca y reluciente.

– Vamos a pintarte, niño malcriado y luego podrás volver con las monjas – gritaba encolerizado – ¡Pero por qué lloras, mocoso maldito, en todos te pinto llorando, en todos eres un mar de lágrimas!

Uno tras otro, todo niños malcriados. Me moría de frío junto a la ventana por donde entraba la luz y no había manera humana de acabar el trabajo. Era una situación extraña: mi amo pintor dándome de golpes con el pincel por la impotencia y el crío llorando en una esquina maldiciendo su suerte tan alto, tanto que terminábamos por dejarle ir y mi amo con el corazón en los puños.

Cierta vez, mientras mi amo miraba por la ventana hacia las calles empedradas que llevan al cementerio, vio pasar un crío con paso decidido al campo santo. Debe haber sido una criatura muy bella y sonrosada porque mi amo me cogió por las patas y bajó escaleras abajo a la calle zarandeándome como un cencerro. Allí estaba él. Era un niño hermoso, una criatura perfecta, de pelo ondulado castaño, mejillas sonrosadas y de no más de siete años que nos miraba desafiante detrás de un carromato. Mi amo le hizo una señal con el sombrero como si se tratase de un personaje importante y el niño le hizo un gesto como de seguirle. Mi amo sonrió victorioso ¡Por fin un renacuajo imberbe que se mostraba complacido con él!

Un primer paso cauto, mi amo dio, un primer paso cauteloso conmigo a cuestas.

– ¡Caballero! – gritó el niño desde la esquina – sólo seré suyo si me sigue dónde voy.

Un par de mujeres pordioseras se pusieron a chillar al ver al crío pasar a su lado. Cuando nosotros pasamos junto a ellas estaban muertas acurrucadas junto a un muro que hedía a orina. No nos detuvimos; no era la primera vez que veía un par de mujeres morir de peste en la calle.

Seguimos los pasos del niño rebelde, yo bajo el brazo de mi amo junto a los pinceles y pinturas, mientras el crío corría como poseído por Satán como buscando las faldas protectoras de alguna monja. Finalmente en una esquina del pueblo, muy cerca del cementerio, el niño se detuvo en seco dándonos la espalda. Mi amo se detuvo unos metros más atrás y me apretó contra sus costillas que sentí elevarse agitadas. El niño se dio la vuelta encarándonos y nos preguntó, con una sonrisa maliciosa en el rostro, que por qué le seguíamos. Sentí en la tela de mi cuerpo el frío que recorrió a mi amo atravesándolo como una espada helada.

– ¡Por qué me seguís, amable caballero? – insistió el crío.

– ¡Por la sangre de Cristo! –  respondió mi amo.

– No blasfeméis – dijo el crío – ¿Qué necesidad hay de mencionar a nuestro señor en nuestros negocios? ¿Acaso anheláis el cielo que no podéis vivir sin mentarlo, amado hipócrita?

– ¡Niño infame! No hay nada más bello que anhelar el cielo en la tierra y, más aun, si en este mundo cruel se te ofrece la inmortalidad en una tela.

– El Cielo debe estar poblado de criaturas más bien extrañas, amable señor – dijo el chico – habida cuenta de que todo su afán en la vida es ir a un lugar en el que puedan tañer eternamente un arpa.

– De cierto te digo, que no pareces un niño inocente como tu imagen promete – respondió mi amo retrocediendo un par de pasos arrastrando una de mis enmaderadas esquinas por las hojas secas mezcladas con barro de lluvia.

Pero el crío se envalentonó y, al momento que mi amo giró para dar marcha atrás y olvidarse del endemoniado niño, lo tuvimos frente a frente como por arte de magia negra. ¡Pintarme!, dijo, ¡Inmortalizarme en tu lienzo por los siglos venideros y que mi imagen acompañe los sueños de los niños! Dicho esto comenzó a llorar, un llanto quedo, un llanto triste, unas lágrimas que humedecieron sus ropas. Mi amo plantó mis patas en la tierra y comenzó a pintar sin descanso, la tarde, un atardecer, la noche oscura y solitaria entre pinceladas ciegas hasta que volvió a salir el sol y, cuando el cuadro estuvo terminado, era la viva imagen del niño aquel llorando desconsoladamente; mas, el modelo que sirvió para cubrir mi tela, reía con sorna.

  • ¡No sabes lo que has hecho! – dijo el niño – me has ayudado a mostrar a los demás una imagen de niño indefenso con lágrimas en los ojos. Después de esto ya no me temerán y entraré en las casas provisto de un aire de inocencia para velar el sueño de las criaturas a las cuales enseñaré mi camino desde la cuna. Y a quien ose tirarme a la calle le condenaré por adelantado a las llamas eternas más mi imagen siempre perdurará. Aunque no la quieras yo te daré poder y riqueza con solo una obra tuya.

Mi amo negó con la cabeza lamentándose. ¡Tantos años, tanto esfuerzo para conseguir un triunfo y ahora llegas y me lo das en un santiamén! ¿Y las penurias pasadas? ¡Serás tú quién seque mis lágrimas y mi pena anterior! ¡Por qué tardó tanto en brillar mi estrella!

  • ¡Miserable malhechor! ¡Vampiro psíquico que tienes el triunfo en tus manos y no haces más que seguir quejándote con chantajes sentimentales! – gritó el niño lleno de rabia.

Un rayo cruzó el cielo y mi amo cayó fulminado como una estatua de piedra sobre las hojas secas imitando el sonido del caer de la loza sobre la tumba. El niño desapareció y yo me quedé con las patas plantadas en la tierra hasta cuatro noches hasta que un sacerdote acertó a pasar por allí liberándome de mi caballete para luego llevarme al orfelinato.

Dicen que traigo muerte y, debe ser cierto, porque los ojos del niño que llora en mi tela se iluminan de gozo cuando arden las paredes en las que me cuelgan y así ha sucedido con todos los cuadros posteriores que se reprodujeron como la mala hierba por todo el mundo.

No tengo la culpa de haber sido en su día una tela desnuda que luego albergó a este ser que sólo busca aceptación y acercamiento a una humanidad más pendiente de olvidarle que de recordar. Y no es casualidad que me encontrase un cura y me llevase al orfelinato, no lo es. Después de todo Satanás ha sido, con toda seguridad, el mejor amigo que la Iglesia haya tenido jamás porque le ha mantenido en el negocio durante siglos.

Y la intriga final no es otra más que preguntarse ¿quién puede resistirse a la imagen de un niño llorando?

12/04/2010

Si quieres aprender a ESCRIBIR UN CUENTO haz click en el ENLACE.

Si te ha gustado el post suscríbete que, con cada nuevo suscriptor, mi perrito (Dexter) se ganará una chichita rica. ¡Dadle una razón para que mueva el rabito de felicidad!

SUSCRÍBETE

Si te gustó este post

__CONFIG_tve_leads_additional_fields_filters__{"group_id":"1032","form_type_id":"1032","variation_id":"12"}__CONFIG_tve_leads_additional_fields_filters__


Responsable: Francisco Barrera Cortes (servidor)

Finalidad: enviarte mis nuevos contenidos, newsletters y lo que vea que puede interesarte relacionado con mi web https://www.elchicoturquesa.com

Legitimación: que estás de acuerdo, vaya.

Destinatarios: los datos que me facilites estarán ubicados en los servidores de Mailchimp que es una plataforma de automatización de marketing que me ayuda con mis campañas de correo electrónico. Mailchimp se encarga de la administración de listas de suscriptores, análisis de datos y diseño de campañas.

Derechos: acceder, rectificar, limitar y suprimir tus datos se explica en la política de privacidad que puedes consultar en https://elchicoturquesa.com/politica-de-privacidad/

Relacionado

Archivado en:CUARENTENA Etiquetado con:corona virus, COVID-19, Cuarentena

Acerca de chico turquesa

Me llamo Fran Barrera, soy chileno y vivo en Madrid aunque también he vivido en Málaga, New York y Antofagasta. Por si tenéis alguna duda: tengo papeles. Me gustan los idiomas (estoy aprendiendo chino), el running, viajar, decir "¡Ay la virgen, qué pelotudo! y he venido a divertirme al Hormiguero.

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Responsable: Francisco Barrera Cortes (servidor)
Finalidad: gestionar los comentarios.
Legitimación: tu consentimiento.
Destinatarios: los datos que me facilites estarán ubicados en los servidores de Webempresa (proveedor de Hosting de ElChicoTurquesa) dentro de la UE. Ver Política de privacidad de Webempresa (http://www.webempresa.com/aviso-legal.html)
Derechos: podrás ejercer tus derechos, entre otros, a acceder, rectificar, limitar y suprimir tus datos.

Nos vemos en las Redes

  • Facebook
  • Instagram
  • Twitter
  • YouTube

Entradas recientes

  • PROPÓSITO #144: DESCUBRIR A LOS PRISIONEROS
  • PROPÓSITO #143: PREPARARSE PARA UNA NEVADA
  • PROPÓSITO #142: HACER BALANCE DEL 2020
  • PROPÓSITO #141: HACER UN CV HONESTO
  • PROPOSITO 140: TENER CULTURA MUSICAL CUMBIERA

Comentarios recientes

  • chico turquesa en PROPÓSITO 49: POSAR DESNUDO
  • Daniel en PROPÓSITO 49: POSAR DESNUDO
  • Vero en PROPÓSITO #18: USAR NÚMEROS CHINOS PARA FORMAR FRASES
  • chico turquesa en PROPÓSITO #95: EMIGRAR
  • chico turquesa en PROPÓSITO #95: EMIGRAR

Busca por aqui

Copyright © 2018 El Chico Turquesa • Todos los derechos reservados© 2021
Contenidos por Fran Barrera | Política de Privacidad | Política de cookies | Aviso Legal

Utilizamos cookies propias y de terceros para hacer el análisis de la navegación de los usuarios y mejorar nuestro servicios. Si continuas navegando consideramos que aceptas su uso. Puedes cambiar la configuración u obtener más información aquí >> Más información Acepto
Política de Cookies

Privacy Overview

This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necesarias
Siempre activado

Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.

No necesarias

Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.